jueves, 10 de julio de 2008

Lamento Andino


Los Cuatrotablas señalan que se han sumergido cinco años en el universo arguediano para hacer esta obra, y eso se nota. Lo ideal para disfrutar de esta pieza colectiva es conocer al menos un poco del novelista y de sus libros, sin que esto quiera decir para nada que estamos frente a una recitación sin sentido teatral de los textos de Los Ríos Profundos.

En ese sentido, es un acierto colocar juntas las cuitas del pequeño Ernesto –alter ego del novelista- y su padre recorriendo los pueblos de la sierra al lado de un atormentado y ya mayor Arguedas. Desde las primeras escenas, en que se juguetea con una pistola a la altura de la sien, se establece un sugerente diálogo entre las ficciones del escritor y su propia vida y fin.

No es una pieza que siga un patrón convencional .Los cuatro actores interpretan alternativamente los personajes del clásico libro de Arguedas y pasajes de otros textos suyos, imprimiéndole a cada palabra movimiento. Es cierto como se promociona que el elenco funciona como una suerte de coro griego con sello andino, pero añadiéndole algo de danza moderna y canto. Es en suma una reelaboración desenfadada de un clásico de nuestra literatura, apuesta riesgosa de la que salen bien parados.

Ernesto Carlín
Diario el Peruano

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