sábado, 1 de noviembre de 2008

Encuentro Internacional de Teatro Ayacucho 2008

Melina, nació al cine en un teatro

Escribe Ismael León Arias


El año 1987 nuestra hija Melina tenía nueve años, cursaba cuarto de primaria y actuaba en el grupo teatral que dirigía Novo Miyagui en la escuela San Felipe. Un día de noviembre el profesor llegó con un notición. Mario Delgado, director de Cuatrotablas, los invitaba a participar en el Encuentro Internacional Qosqo 87, que en quince días sería montado en Urubamba. Debían perfeccionar “Uchuraccay”, pieza que venían exhibiendo en circuito escolar y que expondrían durante el taller de Eugenio Barba, director del célebre Odin Teatret, de Dinamarca.

Chicos y chicas quedaron electrizados. De Barba y su elenco sabían poco, pero la historia de los periodistas de“Uchuraccay” la llevaban bajo la piel gracias a la severa pero dúctil conducción de su profesor.

Llegado el primer día, sentados alrededor de los cuatro costados del coliseo del hotel de Turistas, doscientos directores, actores, periodistas y vecinos asistimos al drama que cuatro años atrás había quebrado el alma de los peruanos. El elenco del San Felipe destelló. Al concluir, emocionado, Barba irrumpió en escena, besó y abrazó a cada uno de los enmascarados actores-danzantes.

Todos agradecieron a Miyagui. Recuerdo a Camila Otero, Lea Sulmont, Paty Ames, Tania Miranda, Verónica Ugarte, Mabe Marticorena, Daniela Maguiña, Rebeca Raez, Lucía Lora, Mauricio Saravia, Manuel Rullón, Manolo Trigoso y Luis Felipe Cueto, el talentoso fotógrafo a quien un día el mar recogió muy temprano de este mundo.

Las exhibiciones continuaron. Esa tarde, después del almuerzo y por encargo de Barba, todos hicimos un paseo por los cerros aledaños, con la consigna de volver con una piedra. “No importa de qué clase, una piedra pequeña”, insistió el maestro.

Al regreso cuchicheó con algunos durante la cena y propuso regresar al coliseo. Antes se dio tiempo para secretear con Miyagui. Luego hizo una síntesis de su idea teatral. El hombre necesita recordar, dijo, representar penas y alegrías, confrontarse con su mundo. Y el niño, como el animal, es el actor por excelencia. Para actuar no necesita atuendo; ni siquiera escenario. Pero sí le resulta fundamental aprender quién es, conocer a quiénes lo rodean para orientar su vida, cumplir sus sueños.

La prueba

Acto seguido Barba invitó al primer convocado a mostrarse, acompañado únicamente por su piedra de la montaña. En dos minutos un argentino edificó un rascacielos; luego un inglés armó una revolución con una honda; le siguió una colombiana que levantó una escalera al cielo. Siguieron dos o tres actores que nos regalaron con una suerte de postales de arte instantáneo. Finalmente el maestro invitó a Melina.

Sentada en el centro de la cancha la niña improvisó un apedreamiento; en un abrir y cerrar de ojos acarició sus heridas con la misma roca. Su cuerpo se tensaba y relajaba; se crispaba, luego flotaba. Dolor y resarcimiento. Nos confirmó que el cuerpo actúa. La concurrencia la ovacionó.

Austero hasta la tacañería, Novo Miyagui apenas aprobó con un movimiento de cabeza y una leve sonrisa. Desde entonces Mercedes y yo creemos que ese día se enrumbó el destino de nuestra hija, que la semana pasada se graduó con honores como directora de cine en la universidad de Columbia, en Nueva York.

Otra vez Ayacucho

Este mes Barba y el Odin vuelven al Perú, a un festival internacional que organizan Cuatrotablas y Yuyachkani en Ayacucho. Asistirán más de 600 artistas de todo el mundo; y con ellos exhibirán su arte muchos jóvenes peruanos. Habrá algo así como 20 talleres y tendremos ocasión de aprender y actualizarnos asistiendo a disertaciones y debates. Volveremos a escuchar a Delgado, Rubio y otros maestros muy reconocidos en Huamanga, ciudad que visitan en los malos y en los buenos tiempos, que también de eso se trata.

Por supuesto habrá pasacalles, qunakuys artísticos (intercambios), muestras de experiencias y nuevas técnicas, representaciones de estreno y los fundadores del Encuentro Ayacucho 78 revivirán a José María Arguedas, presentando, cada uno, un capítulo de Los Ríos Profundos.

En esta ocasión el municipio de la ciudad, el gobierno regional y la universidad de Huamanga pondrán lo suyo. Escenarios, albergues, movilidad, serán facilitados por autoridades que hoy asumen que el arte es parte de su trabajo, como lo han entendido también empresarios y funcionarios públicos.

Ahora me pregunto: ¿Cuántos artistas alumbrará este Encuentro? ¿Sospechan los muchachos qué habrá de depararles el destino a partir de Huamanga? De lo que estoy convencido es que estas citas sin discursos “históricos”, tatachines ni ayayeros son las que dejan huella, las que de verdad hacen camino.

Lima, 1° de noviembre 2008

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