La cultura peruana vale no sólo un viaje sino muchos más para aprehenderla. En tres días disfrutamos tres espectáculos centrados en la identidad de ese pueblo, donde ha coexistido lo aborigen con lo hispánico y ha brotado algo tan maravilloso, especie de sincretismo aleccionador, el cual reitera, una vez más, que los latinoamericanos sí tenemos algo que los otros continentes deben conocer y gozar además.
Reconocemos que disfrutamos una inolvidable y conmovedora fiesta teatral, capaz de manosear los sentimientos más íntimos del público, gracias a las peripecias y narraciones del protagonista, Ernesto, niño de 13 años que tiene la facultad de sentir y sufrir al Perú, con su olfato, tacto y mirada, con esa sensibilidad prodigiosa “como sólo los niños pueden ver”. José Carlos Urteaga, Flor Castillo, Fernando Fernández y Juan Maldonado son el coro arguediano que interpreta a Ernesto y a todos los personajes de ese fantástico ritual iniciático, entre los griegos, Eugenio Barba y Jerzy Grotoswki, comparable con Tu país esta feliz de Antonio Miranda y Carlos Giménez y los primeros montajes del grupo Altosf en esta Caracas la horrible.Por Edgard Moreno el Espectador de Venezuela:
http://elespectadorvenezolano.blogspot.com/

















