Cuando la humildad aparece jala a la grandeza y viceversa. Pero cuando uno es testigo de excepción de este fenómeno poco frecuente, se tiembla de emoción, y más aún si ese ser humano es de una “perversa generosidad”. Existe, y se llama Antonio Miranda, poeta brasileño, dramaturgo, casi científico y hombre de pétrea paz. Vino al Perú para recibir un justo homenaje de la Universidad Ricardo Palma que lo condecoró como profesor honorífico. Este personaje, actual director de la biblioteca de Brasilia, en el colmo de su sencillez se invito solo a la Casa de Cuatrotablas con tres regalos bajo el brazo, una grabación en video de la reposición de su obra “Tu país está feliz”, versión 2006 por el grupo Rajatabla de Venezuela, misma obra que diera nacimiento como director a Mario Delgado y su grupo, hace treintaiseis años, su poesía y su amistad. El que prosa esta crónica a falta de un video, se vió conminado por Mario Delgado, a presentar al personaje carioca y compartir en mesa a su costado, poemas, es decir, un recital al alimón. Fue un honor íntimo e inolvidable. Lo que significó que cada uno citó sus poemas. ¿Y el público? El núcleo de Cuatrotablas, el elenco de “Arguedas, el suicidio de un país” y los jóvenes de Laxión, que regaló al visitante a través de Lorenzo la performance de un poema de su autoría que conmovió. Luego vivo el vino, el queso, los dulces, las sonrisas, los abrazos, un sorteo de los libros de Miranda y un hasta pronto.

Fernando Olea
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