Parte de un terceto de obras unipersonales...OFELIA NO DEBE MORIR de Yuta Linz, se viene presentando en la casa Cuatrotablas de Chorrillos bajo la dirección de Mario Delgado.
Hay muchas formas de valorar una obra de arte. En mi caso y frente a OFELIA NO DEBE MORIR resalto el amor con que ha sido hecho. El espectáculo en resumen resulta ser un acto de amor. Frente a ello es poco lo que podamos reflexionar del espectáculo, pero mucho lo que hemos sentido durante la observación del mismo. Este acto de amor va encontrando sus personajes y sus textos para expresarse en una puesta en escena.
Yuta Linz nos convence con sus acciones rituales y su forma de decir el texto y sobre todo su lucha con el texto en español; que vemos que es una verdadera lucha...pero esta lucha también es un signo de lo que es el teatro, su teatro, su acto de amor. Una entrega total a la expresividad de su espectáculo. Una entrega que atraviesa códigos, formas codificadas, ritmos, música: música corporal y música sonora.
Los temas están allí en la epidermis de las palabras, los textos de Shakespeare, Vallejo, ella misma...Todo esto que busca como hilo conductor el amor, pero en cuyo derrotero hallamos también a la muerte, como otro sentido relevante que Yuta se encarga de dar forma, pero siempre con la impronta del amor.El amor como esa entrega incondicional que algunos seres llegan a comprender y emprender y que muchas veces sus hilos nos conducen a la muerte o juegan con la muerte. El caso de Ofelia, personaje de Hamlet es más que elocuente y su impronta también se fabula en el trabajo escénico de Yuta.Una impronta fuerte, perdurable, como son todas las mujeres de las obras de Shakespeare...Fuertes, perdurables, con una ternura que raya en la locura como la propia Ofelia, portadora de un amor no correspondido que la condujo a la muerte. La muerte y el amor son dos ejes que se manifiestan de modo contundente en OFELIA NO DEBE MORIR...dos ejes que la actriz no descuida, muy de la mano de su director...con formas contradictorias y expresivas como el manejo del claun...un claun que no busca la risa abierta sino la sonrisa sutil y que nos ayuda a comprender los abismos de Yuta como actriz, toda la riqueza de sus movimientos que tienen el propósito de prodigar un amor anónimo pero contundente.
OFELIA NO DEBE MORIR....es un espectáculo que enlaza dos culturas teatrales que se dan la mano. Estéticamente buscan decir más de lo que formalmente se proponen. Vallejo engarza muy bien allí porque Vallejo es el poeta del amor-niño que se convierte en amor-mundo (exactamente como en Arguedas...que también es convocado textualmente por Yuta). Lo que pasa es que este amor transitado de Vallejo es un amor que se manifiesta con dolor y sufrimiento....pero con mucha esperanza como todo amor.
Yuta logra atravesar la barrera del idioma y se expresa en castellano con todo lo que ello connota. Si lo habría hecho en alemán llegaría con la misma contundencia. Tuve la oportunidad de ver el mismo espectáculo en Cajamarca con otros grados de frialdad y a través de un vidrio que me impedía oir las palabras de Yuta y lo comprendí en su integridad. Esta necesidad de colectivizar el amor, de construir puentes del corazón, antes que destruirlos o desanimar la construcción.
Estos lazos de amor han sido construidos. Todos los que estuvimos en esa primera función en Chorrillos lo sentimos así y además los sentimos tan fuertes, tan ciclópeos que nos atreveríamos a cruzar por ellos, como creo que desea Yuta.
Luís Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral
1 comentarios:
Recuerdo haber estado presente cuando ella realizó una pequeña muestra ante los comeños, en La Balanza. Es una alemana que merece todo mi aplauso.
Publicar un comentario