Cuatrotablas presenta el tercer espectáculo de su Terceto, “Nina, una actriz que aprende”. Después de los rotundos éxitos de Jutta Linz con Ofelia y Fernando Fernández con su César Abraham, llega Miriam Fonseca con un reto dramatúrgico y actoral de gran envergadura; encerrar con respeto pero creativamente a La Gaviota de Chéjov en un unipersonal donde la ilusión de una mujer, que de alguna manera pudieran ser todas las mujeres, aparece como el factor que moviliza e inmoviliza a la humanidad, el amor. Gran tema estigmatizado, banalizado y sacralizado en todas las artes de todas las épocas. Nuevamente el método de Cuatrotablas confiere vida orgánica a un personaje para su construcción en manos de una actriz intensa que logra gobernar las temperaturas de sus emociones para no dejar de sorprendernos. Miriam Fonseca, actriz madura en su juventud y perteneciente a la séptima y última generación de Cuatrotablas nos abruma, captura y encandila por haber logrado resucitar un sentimiento cada vez más lejano en estos tiempos de globalización, individualismo y falta de solidaridad; la ilusión, aquella que se vuelve en el dínamo iluminador que sostiene la existencia y sin la cual la oscuridad nos persigue como enemigo neutralizado por el candor, el deseo y la apuesta a la felicidad. Fonseca logra lo imposible, fundir a la actriz, al personaje y a Chéjov en un indivisible átomo presto a estallar en la categoría de lo inolvidable.
Fernando Olea
Fernando Olea
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