domingo, 24 de junio de 2007

Nina de Cuatrotablas; critica de Luís Paredes



NINA es la última parte del TERCETO de Cuatrotablas y lo interpreta Miriam Fonseca, que extrae de La Gaviota de Chejov los más interesantes matices, con la guía certera de Mario Delgado, su director.

NINA es un cuadro familiar de una mujer que se precipita por los linderos de la creación. Para ella la actuación tiene elementos que la seducen al infinito, y da la vida por ser una gran actriz. En este personaje de Chéjov está toda la poesía que puede esgrimirse con respecto al arte y sus destinos. Miriam Fonseca lo comprende y por ello compone su personaje con arreglo al método de Cuatrotablas.

Miriam Fonseca en toda su corporalidad encarna el método.Lo explicita atendiendo a impulsos muy internos. Es el puente corporal para que el gran Stanislavski se de la mano con otro grande: Grotowski.

Y el método toma de ambos en proporciones equivalentes.

Miriam es Nina en la medida que los sueños de la actriz pasan o pasaron casi por las mismas angustias: No saber cuándo está bien expresado un papel; ¿hasta dónde habría que llegar para mostrar una experiencia humana? ¿Sin que resulte artificial sino viva y presente? ¿Cuáles son los límites?

Nina...es una experiencia que en la actuación de Miriam Fonseca se torna una explicitación pedagógica. Así debe procesar un personaje cualquier actor:haciendo del ser virtual una manifestación de diferentes señales que converjan en su humanidad. Sus sueños, sus anhelos, sus temores lo van a aproximar demanera viva al espectador.

Nina siempre se queda con la duda si será una buena actriz, y esto, creo yo, es lo que la posibilita a crecer. Nina en esa duda es Miriam...Y todos hemos visto cómo ha crecido esta actriz desde los años en que tímidamente construía sus personajes en la Ensad. Ahora tiene un tiempo y un ritmo muy preciso incorporado a su cuerpo. Ahora maneja los objetos con mayor propiedad; y no sólo eso: le confiere una expresividad adicional a los objetos y una valoración que vamás allá de lo ritual al espacio (incorporando, por supuesto, el rito).

Miriam no es una actriz racional; su aproximación al personaje se diría que es "salvaje", "animal","devoradora"; no mide por más que marca con sutil provocación las "costuras del método". Es una maga que muestra por donde va a aparecer el conejo. Y luego ¡Zas! lo hace aparecer en cualquier lado del espacio. Y lo transforma en flor, lago o cielo.

Su espacio está marcado por su temperamento díscolo. Ni los zócalos de la habitación donde actúa se libran de tener determinada significación, determinado símbolo.

Su sombrerito y sus flores le permiten representar a otros personajes y burlarse de ellos. El desprecio de los que no comprenden el arte lo pinta consingular maestría y se regodea con ello.

El amor aparece como un torrente de besos, en el centro de la escena; que constituye un paraje bucólico inventado por la actriz en ese instante oconvocado por su magia...Y las caricias bucales se suceden una tras otra casi interminablemente...

El dolor y el llanto tienen un determinado lugar en el espacio y tiene casi la misma intensidad que su delirio amoroso. Luego pasa e incluso la actriz se muestra más sosegada lo mismo que su personaje.

Aún cuando sale de la habitación hacia el interior de la casa, sus pasos y su voz tienen un eco expresivo y pertinente.

En fin, NINA es la huella de una esperanza y una realidad.

A nosotros nos toca responder afirmativamente a su pregunta final.

Luís Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral

2 comentarios:

Anónimo dijo...

chejov escribiría para ella de haberla conocido, extraordinaria, el mundo debería verla

Anónimo dijo...

excelente la expresividad de la actriz