Un Brecht más humano que político: En la espesura de la ciudad en Peru Critica

La Compañía del Misericordioso Señor Redentor, Sociedad de Responsabilidad Limitada, conducida por un par de decadentes conductores de “talkshow”, presenta un singular encuentro: la lucha entre un próspero comerciante de madera malayo de nombre Shlink y George Garga, un idealista dependiente de una librería de alquiler. ¿La razón de la contienda? Shlink reta a Garga para destruirlo moral y económicamente y éste se defiende, negándose a ser derrotado por un extranjero. Para estar en iguales condiciones el malayo cede su fortuna, mientras Mary, hermana de Garga, se enamora perdidamente del ahora empobrecido Shlink.

Ésta es la trama de una de las primeras obras escritas por el alemán Bertolt Brecht, escogida por el director de Cuatrotablas, Mario Delgado, por tratarse de un “Brecht más humano y no politizado” y que es presentada actualmente en el auditorio del Goethe Institut de Lima como estreno absoluto en nuestro país. “En la espesura de la ciudad” nos muestra a la corrupta ciudad de Chicago, en donde se desata una feroz batalla entre estos dos hombres, tan disímiles entre si. Desde la primera llamada el público es introducido por uno de los personajes de la obra a este escenario convertido en un ring de box, en el que al final de once asaltos, caerá el cuerpo sin vida de uno de los protagonistas.

La puesta en escena utiliza elementos mínimos (algunos cubos, un biombo), música en vivo y un escenario circular en donde los actores, con excepción de los protagonistas, interpretan con bastante solvencia diversos personajes del drama. El ritmo de la obra es ágil y mantiene al espectador atento. El mensaje es bastante claro: Brecht hace una crítica feroz al capitalismo, que puede convertir a los seres humanos en bestias salvajes y que obviamente tiene vigencia en la actualidad.

Tanto Antonio Quevedo (Garga) como Juan Maldonado (Shlink) cumplen adecuadamente en los papeles protagónicos, pero es el resto del elenco que llama más la atención: la energía de Flor Castillo, la picardía de Fernando Fernández, la vitalidad de José Carlos Urteaga, la precisión de Antonieta Parí, la juventud de Miriam Fonseca y la experiencia de la notable Helena Huambos se convierten en los grandes atractivos de esta puesta en escena, que promete nuevas respuestas y perspectivas a los espectadores que decidan realizar una segunda visita.

Sergio Velarde

APCIT